domingo, 18 de noviembre de 2007

DUELOS

Diecisiete de noviembre de dos mil siete

No hace un mes que la señora concejala me citó en su despacho, para trasmitirme alguna cuestión que yo no esperaba de ninguna de las maneras, y que no se por que motivo me dió a entender que yo ya debía haber sospechado. Cuando accedí al despacho estaban la señora concejala y la señora coordinadora del aréa de igualdad. La señora concejala me dijo: "supongo que sabes por que te llamo" yo me encogí de hombros; sugerí que tal vez era algo relacionado con el día 25, contra la violencia de género. "Pues no" dijo ella. "ya sabes que en noviembre acaba tu contrato de asistencia técnica" (también el de la abogada)...
Justo en ese momento caí en la cuenta de lo que iba a hacer. Aquello que se nos trasmitió en junio tras las elecciones, por el anterior coordinador respecto a lo contentos que estaban con nuestro servicio y que contaban con nosotras dos, la abogada y la psicóloga... iba a modificarlo de un plumazo. (lo de la psicóloga)
"Yo no he tenido ningún problema contigo, y las usuarias están muy contentas, pero he tenido muchas quejas sobre tí en el equipo" ¿De que equipo me estará hablando? Hay tanto trabajo que nos coordinamos en función de las necesidades, y yo me paso el día encerrada con mis pacientes.
-¿Quejas? le dije. Se me hacia inverosimil estar escuchando esto. Una señora concejala, decide en función de que alguien se ha quejado de algo que desconozco, y de lo que no me puedo explicar. No interesa mi versión del hecho supuesto o imaginario, porque las compañeras lo niegan… y ella no me lo quiso aclarar.
- Si, muchas quejas. Precisamente he citado a la coordinadora, como testigo. No te coordinas bien, no encajas en el equipo… y debo sustituirte. Como comprenderás, yo no tengo ningún compromiso contigo, y si no te cambio, van a pensar que tengo algún compromiso contigo, además, "ya eres mayor para cambiar". Tú llevas cuatro años y es necesario renovar. Ahora le toca a otra gente.
- Bueno, pero mis pacientes… le dije mientras me interrumpía y me decía… “no son tus pacientes, son usuarias del ayuntamiento”.
Le dije que no esperaba esto, que no había preparado nada sobre este cambio, que me pillaba de improviso, y ella lo recibió como una respuesta agresiva, me dijo “Pensaba enviarte la invitación del concurso a pesar de todo, pero si te pones así, ya veré lo que hago”.
Yo le dije: -Haz lo que tengas que hacer, y también yo haré lo que tenga que hacer.
Es decir iba a invitarme a un concurso que iba a perder, aunque yo pensaba presentarme de todos modos, cosa que le trasmití. Había valorado en mi ingenuidad que mi esfuerzo, la satisfacción de las usuarias y el buen funcionamiento del servicio, todo ello reconocido por ella, eran mi aval, pero me equivocaba.
-“Y no quiero en la puerta de mi despacho a mujeres protestando, ni que me organices ninguna manifestación, espero lealtad”. Le dije que toda mi lealtad era para mis pacientes.
Esto me dejó perpleja, casi tanto como me había desestabilizado el día que acudí a ella comentándole que había recibido amenazas telefónicas de un maltratador desconocido, y cuando empecé a tomarme en serio a consecuencia de la denuncia que me pusieron por realizar un informe y testificar en el juicio de una mujer victima de malos tratos (usuaria de los recursos desde 1992) cuando su respuesta me dejó paralizada… ¿Y como tiene tu teléfono… lo tienes en tu web?... desconoce que los maridos lo registran todo, las facturas de teléfono y todo lo que se les ocurre, con seguimientos incluidos, aunque ya no estén con la mujer. Aquello lo zanjó con un “Yo también corro ese riesgo, nos puede pasar a cualquiera”.
Y eso es lo que ha hecho, no me ha cursado invitación para continuar prestando el servicio.
Eso supone desconocer el concepto de duelo. Cuando una mujer está en tratamiento, es la paciente personal de alguien que está estableciendo con ella vínculos de apego. Es lo básico: generar esa motivación para después, sobre ese vínculo ir reconstruyendo su vida, su estabilidad emocional. Su seguridad, su autoestima, se cimientan en esa relación terapéutica. Este es el modo básico de trabajar con mujeres víctimas de violencia de género. Cortar de golpe, sin previa preparación puede ser devastador. Es un duelo sobre otro duelo, ambos no elaborados.

viernes, 2 de noviembre de 2007

No se que abismo...


Me siento de repente al borde de no se que abismo.
¿Me marcho a casa? ¿Lo dejo todo y regreso? ¿Espero y acabo la especialidad? ¿Me importa todo esto? ¿Y yo, que es lo que quiero? Me parece que me encuentro en medio de la duda. Cuatro años duros estos últimos...
Y no se por que motivo a la vez no dejo de sonreir.