sábado, 18 de octubre de 2008

Debería haber ido a clase

Hoy, sábado dieciocho de octubre, debería haber acudido al seminario sobre el proceso del cambio terapéutico, pero me he quedado en casa. Hubiese resultado muy interesante acudir, pero estoy muy cansada. No me matriculé por si nacía Maritxu, y lo abonaba sin acudir después. De modo que solicité permiso para presentarme en función de mi disponibilidad. Maritxu no ha nacido aún, pero yo no he ido. Me arrepiento en parte, pero estoy disfrutando de no hacer nada, o casi nada. "Estoy con demasiadas cosas" ... eso es lo que me digo, y me disculpo a mi misma.
Muchas cosas en la vida son así, planeas cosas, las supeditas a sucesos concretos y al final no son esas situaciones las que de verdad las condicionan.
Una medita, organiza su porvenir... y luego la libertad te conduce por caminos imprevistos. Vamos tomando atajos. Pero eso no importa si no tiene consecuencias para nadie. Lo malo, lo terrible es cuando esos cambios, afectan a terceras personas que no tienen opción de decidir sobre tu cambio de parecer. Y sobre todo cuando afecta a niños, o a seres indefensos, para los que tus elecciones son vitales. Cada día tenemos noticias al respecto. La familia no siempre protege, la familia hiere muchas veces, la familia se equivoca, y no trata bien a sus miembros. ¿Que estamos haciendo?