sábado, 2 de agosto de 2008

Maritxu


Maritxu llegará en octubre como su abuelo. Después de treinta y un años nuestra familia crece de nuevo. Las pérdidas sumaban mucho mas. El aitá no estará aquí para hacerle reir ni para cantarle, no estará para acunarle, no conocerá a su nieta.
Nosotras y nosotros haremos que ella sepa de su abuelo. Le mostraremos su trompeta, su música. Correremos con ella delante del "zezen-zuzko", (los toros de fuego que salen tras los fuegos artificiales, en la semana grande de Donosti), como hacía el aitá con todos nosotros; parecía un niño mas, disfrutaba como nadie corriendo delante del fuego...
Le pondremos mote a ella y a sus amigas y amigos como hacía su abuelo, le haremos reir, le haremos bromas, le contaremos lo de las peladuras de naranjas, lo del extraperlo del café, y sobre todo le enseñaremos a ser curiosa como su abuelo, cabal como el decía que había que ser. Alguna vez se nos escapará un gruñido...
Le enseñaremos a amar, a proteger, a valorar a su familia por encima de todo... como el lo hacía: nos lo enseñó haciéndolo.

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