domingo, 31 de enero de 2010

POBRES VERGONZANTES Y ANCIANOS VENIDOS A MENOS

LOS POBRES VERGONZANTES Y LOS ANCIANOS SOLITARIOS VENIDOS A MENOS YA TIENEN DEFENDORAS: LA ASVAM.
Con gran sorpresa me encuentro que el boe publica los estatutos de esta asociación. Me extraño al leer lo de los pobres vergonzantes y los ancianos venidos a menos. Y volvemos a lo mismo, ¿de donde les nace ese ideario a las damas de la alta sociedad y monarquicas? Lo cierto es que cuando menos es curioso, para ellas es esencial la cuna por lo que se ve, lo digo por lo de "vergonzantes". Y que me decís de lo de venidos a menos... que es eso de venidos a menos... No tengo ganas ni de pensar, esto de verdad me bloquea y justo con lo de Haití... ellos si que son venidos a menos...


Cuarto.–El Patronato de la Fundación esta constituido por los siguientes miembros, con aceptación de sus cargos:
Presidenta: Doña Leticia de Borbón de Rojas.
Vicepresidente: Doña Oliva de Borbón y Rueda.
Secretaria: Doña Cristina de Figueroa Borbón.
Vocal: Doña Beatriz Bullón de Mendoza Gómez de Valugera.
Quinto.–El domicilio de la entidad radica en la calle Jorge Juan, número 19, 5º izquierda, de Madrid, y su ámbito territorial de actuación, según consta en el artículo 5 de sus Estatutos, será todo el territorio del Estado Español.
Sexto.–El objeto de la Fundación queda determinado en el artículo 6 de los Estatutos, en la forma siguiente:
Los fines de la Fundación consisten en: «atender y cuidar a pobres vergonzantes y ancianos solitarios venidos a menos, que vivan solos o en condiciones precarias, con su familia o con personas a quienes también estorban, o en residencias que tienen deficientes condiciones de higiene y en donde, además les traten mal, atendiendo primero a las mujeres, y preferentemente a las que tuvieron una buena posición, con preferencia a las personas de la condición social que tuvo la extinta Excma. Sra. Marquesa de Balboa, que necesitan ayuda y no se atreven a solicitarla o no lo consiguen».

2 comentarios:

  1. Es una tarde mustia y desabrida
    de un otoño sin frutos, en la tierra
    estéril y raída
    donde la sombra de un centauro yerra.
    Por un camino en la árida llanura,
    entre álamos marchitos,
    a solas con su sombra y su locura,
    va el loco hablando a gritos.
    Lejos se ven sombríos estepares,
    colinas con malezas y cambrones,
    y ruinas de viejos encinares
    coronando los agrios serrijones.
    El loco vocifera
    a solas con su sombra y su quimera.
    Es horrible y grotesca su figura;
    flaco, sucio, maltrecho y mal rapado,
    ojos de calentura
    iluminan su rostro demacrado.
    Huye de la ciudad... Pobres maldades,
    misérrimas virtudes y quehaceres
    de chulos aburridos, y ruindades
    de ociosos mercaderes.
    Por los campos de Dios el loco avanza.
    Tras la tierra esquelética y sequiza
    —rojo de herrumbre y pardo de ceniza—
    hay un sueño de lirio en lontananza.
    Huye de la ciudad. ¡El tedio urbano!
    —¡carne triste y espíritu villano!—.
    No fue por una trágica amargura
    esta alma errante desgajada y rota;
    purga un pecado ajeno: la cordura,
    la terrible cordura del idiota.

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